Al pasar por la puerta principal de su casa, sintió un escalofrío como fuego líquido pasar por su espina. Es sólo el invierno, se dijo, centrándose de nuevo en su taza de café. La medición de las cucharadas, agua, y preparar la taza la mantuvo ocupada, pero, mientras el líquido oscuro hervía, no tenía nada en qué ocupar su mente. El escalofrío regresó y ella no podía dejar de mirar a sus espaldas en dirección a la puerta principal. Estaba ahí, la puerta, tan inocente como siempre. El cerrojo estaba todavía en su lugar y no podía ver nada malo en él. Volviendo a su café, ella hizo todo lo posible para olvidarse de la sensación.
Con la taza en la mano, caminó de nuevo hacia su dormitorio. Mientras pasó por la puerta principal, decidió dar una rápida mirada por la mirilla, eso ayudaría a calmar su mente inquieta. El frío empeoró con cada paso que daba hacia la puerta, mientras más se alejaba de la seguridad y el calor de sus mantas. Apretó la mano libre contra el frío metal de la puerta, y respiró hondo antes de llevar el ojo a la mirilla.
Al principio, sólo pudo ver oscuridad y de alguna manera parecía revolverse en sí misma. Cuando ella parpadeó sorprendida, el vacío se desvaneció... deseó que no lo hiciera. En su lugar, allí estaba lo que podía adivinar, un ser que alguna vez fue un hombre. Las extremidades eran largas y difícilmente humanas, con juntas voluminosos en sus varios brazos, no muy diferente de las ramas de un árbol. La criatura tenía un traje negro, haciendo la cosa, de alguna manera, más terrorífica para ella. Lo peor de todo, sin embargo, era la cara infernal de aquel ser.
Ella se apartó de la puerta con la mano aún presionado la perilla. La taza de café hirviendo cayó, el líquido ardió sobre las piernas desnudas, ella cayó hacia atrás y trató de arrastrarse lejos de la puerta. Sabía, de alguna manera, que su mente no la estaba engañando. A medida que se arrastraba lejos de la puerta, vio algo, tan negro como el vacío, como una serpiente que se colaba bajo la puerta. Ella estaba atrapada entre el instinto de huir y la urgencia de no darle la espalda a la puerta. Cuando la puerta retumbó, el impulso de huir se apoderó de ella y resbaló sobre el líquido, aún caliente que derramó, mientras trataba de regresar a su habitación.
Sabía, en el fondo, que ella estaba en un callejón sin salida, pero tenía que alejarse de la puerta. Estaba a medio camino por el pasillo cuando oyó la puerta, que antes estaba con seguro, desbloquearse y abrirse. Ella gritó y se escondió detrás de una pared, mientras temblaba por el horror.
Luego de eso, hubo sólo oscuridad.
"Nicole?" Una cálida voz masculina, sacó a la mujer de su ensimismamiento. Cuando volteó, se encontró con uno de los médico de su hermana. Ella asintió,sin saber si debía o no decir algo, o incluso sin saber si tenía la fuerza suficiente para pronunciar palabra alguna. Aquella mañana, había recibido una llamada telefónica urgente del hospital, le dijeron que su hermana, Lindsay, estaba allí. Antes de siquiera poder verla, el doctor le pidió hablar con ella, sobre lo que podría haber sucedido. Palabras como "asalto" y "auto-inflicción" fueron pronunciadas por el doctor y Nicole sentía su mente dar vueltas.
Ella todavía no había comprendido plenamente lo que el doctor le había querido decir, hasta que vio a Lindsay con sus propios ojos. Su hermana menor tenía un vendaje envuelto alrededor de su cabeza, que cubría sus orejas y ojos. Dijeron que era para evitar que sus ojos se sequen y tratar de disminuir la infección de las heridas de sus oídos. Los médicos habían pensado que alguien había atascado un lápiz en sus oídos para dejarla fuera de combate o lo había hecho ella para ensordecerse a sí misma en contra de algo. La mezcla de quemaduras de primer y segundo grado en sus manos y piernas, se supone que fueron ocasionadas por el café que un vecino de ella encontró por toda la entrada de su casa.
Cuando Nicole entró por primera vez en la habitación donde se encontraba su hermana, pensó que había visto la silueta de un hombre en la ventana. Pero sabía que, era imposible. La habitación de su hermana estaba en el tercer piso del hospital.
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